Pepón no trabajaba.
Pepón bebía gratis en los bares. Siempre le invitaban.
Pepón podía comer carne en Cuaresma.
A Pepón le perdonaban las trampas en el mus.
Pepón no tenía que pagar por entrar a la discoteca del pueblo.
Pepón era en San Antonio de Las Sandalias
el consuelo secreto de muchas viudas.
Pepón era, el tonto del pueblo.
10 comentarios:
Suena conveniente. Pero no sé, ¿eh? Creo que igual me quedo con una mente normal. Pepón me sigue dando pena.
Un abrazo.
:)
Creo que hay un Pepón en cada pueblito... yo conozco a más de uno.
Saludos y besos.
¡Sera que es tan tonto?
jajaja
Un beso grande Gizz
Antes había un tonto en cada pueblo... ahora... (y de esto no tiene la culpa el calentamiento global)
besos
No hace falta que sea el tonto del pueblo, en cada clase, en cada oficina, en cada grupo de personas hay un tonto o alguien que se lo hace por interes.
A mi me dan pena los "listos" que se hacen pasar por tontos para "sacar" provecho. Conozco a demasiados y ya se les ve venir.
Lo que son tontos realmente o lo que en general se les suele llamar tontos (aqui la palabra tonto no me gusta, me parece incluso malsonante) no me dan ninguna pena, porque seguramente sean mas felices de lo que lo podamos ser los "normales".
Da mucho juego este texto, felicidades Escribidora.
Ya sabéis lo difícil que es hacer algo a prueba de tontos. Intentarlo es la desesperación de los superdotados.
Por eso, a menudo el tonto sonríe en tanto que el superdotado adopta la mueca de la tristeza.
El holgazán de Pepón era un listo.
Besos.
Seguiremos luchando por no ser los Pepones de ese imaginario pueblo al que algunos se refieren con el nombre de ...
Pd. No creo que haya un tonto en cada pueblo, sino que hay uno en cada uno de nosotros.
Pepón y su dulzura, como todo lo que escribes.
Un abrazo
Alicia
Pepón es sabio.
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