Agapito Rodríguez se echó las cadenas al hombro y salió por la puerta.
El curso en el nº 23 de la calle La Pasión había terminado.
Cien años para conseguir el diploma.
Pero por fin era libre.
Llevaba el título debajo de su sábana.
Lo suyo le había costado.
Un siglo teniendo que asustar a la misma familia.
Ya aburría.
Ahora sí que era un fantasma de verdad.
Ahora sí que podría decidir el lugar donde vivir.
Ahora sí que tendría la oportunidad de elegir a quién asustar.
En todo este tiempo había tenido la ocasión de ser testigo de los
diferentes avances que habían ocurrido durante ese siglo.
Entre ellos el que más le había fascinado era el mundo
de la informática.
Cuando descubrió Internet, Agapito Rodríguez
viajó por el mundo.
Contactó con personas de diferentes países.
Y todo ésto
sin salir del nº 23 de la calle La Pasión.
Así que cuando se licenció lo tenía muy claro.
La elección para su nueva casa
ya tenía nombre y apellidos. Incluso dirección.
Sería alguna donde viviera uno de los blogers
con los que había mantenido contacto.
Nota para Blogers:
Cuidado, igual sin saberlo conoces a Agapito Rodríguez y decide ser tu inquilino…
Llevaba el título debajo de su sábana.
Lo suyo le había costado.
Un siglo teniendo que asustar a la misma familia.
Ya aburría.
Ahora sí que era un fantasma de verdad.
Ahora sí que podría decidir el lugar donde vivir.
Ahora sí que tendría la oportunidad de elegir a quién asustar.
En todo este tiempo había tenido la ocasión de ser testigo de los
diferentes avances que habían ocurrido durante ese siglo.
Entre ellos el que más le había fascinado era el mundo
de la informática.
Cuando descubrió Internet, Agapito Rodríguez
viajó por el mundo.
Contactó con personas de diferentes países.
Y todo ésto
sin salir del nº 23 de la calle La Pasión.
Así que cuando se licenció lo tenía muy claro.
La elección para su nueva casa
ya tenía nombre y apellidos. Incluso dirección.
Sería alguna donde viviera uno de los blogers
con los que había mantenido contacto.
Nota para Blogers:
Cuidado, igual sin saberlo conoces a Agapito Rodríguez y decide ser tu inquilino…
13 comentarios:
jajajaja... ¡Qué bonita historia! Lo pones de una manera que a una le dan ganas de adoptar al fantasmita, pero no, gracias, prefiero seguir durmiendo tranquila.
Saludos y besos. Todo un placer leerte.
jiji, qué buena la historia. Con lo que me gustan a mí de fantasmas...mándalo pa Tarragona, a ver si se saca otro diploma de ésos.
Saludos
Me ha gustado la historia, bonita y divertida.
Ya era hora que colgases algo que no fuese triste.
Un besito anonimo.
Vaya, tendré que ir pensando en poner el internete del demoño en casa a ver si se anima Agapito a venirse conmigo ;P
Chula historia, me apetecía hoy un cuento fantasmal ^-^
Uff, yo tengo fantasmas personales, decile a Agapito que ni se le ocurra aparecer por acá!
:)
Amo los fantasmas, los duendes. las hadas y las brujas. Mágica tu historia amiga, como siempre.
Un abrazo
Carlos Eduardo
Me gusta la historia, me gusta como las has escrito y me gusta además la metáfora.
Besos.
JAJAJA!!!
Eres genial, no me canso de repetirlo.
Muy buena historia.
No me importaría compartir con tu fantasma Agapito, a lo mejor me enseña a escribir historia como tú
Un beso grande
igual si adopto a Agapito el resto de fantasmas se desvanezcan... sería una buena opción después de todo.
Un beso.
La historia genialmente GENIAL Como siempre escribidora blogger muy bueno
Besos
Escritora,
Con el nombre de Agapito ya la historia se hace simpatica como tu las has desarrollada con este fantasma buscador. Sera pariente de Gasparin?
Un abrazo grande..
Eso que se venga a mi país Agapito, anda un poco triste por ahi si intenta un susto puede llegar a darle luz otra vez.
Un abrazo.
Aicia
Me da tanto asombro ver como saltas de la pasón a la ternura; del recuerdo al cuento y a la fantasía. A veces me siento sola... ojalá me quiera visitar el fantasmita...
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