Estoy sentado al lado de su lecho, sosteniendo en mi mano sus manos ahora inertes. Ha muerto físicamente, lo sé, aunque no difiere mucho su actual imagen de la que recuerdo desde niño. Su tez blanca, casi pura, envolvía el violeta de sus pupilas. Los labios siempre cerrados, esperando, y sabiendo que los de mi abuela hablarían por ella.
Quiso Dios que no nos pareciéramos; donde en mí puso obesidad, a ella le colocó justo la piel para cubrir su esqueleto. Le regaló belleza, aunque fría. A mí, ni eso.
En mi niñez siempre me preguntaba qué le habría ocurrido para no querer nunca salir de casa, qué le había sucedido para pasarse las horas con la mirada fija en una fotografía supuestamente de mi progenitor, el valiente teniente francés Lampierre, según los relatos de mi abuela.
Juro por Dios que, desde mi adolescencia hasta hoy, he intentado despojarla de su autismo. Le he expresado con mis ojos y con mis manos el amor que le profesaba; también he retirado mi mirada cuando sabía que ella podría intuir la compasión que se dibujaba en ella.
Al envolverme la mano con sus manos en el silencio de la tarde, me ha regalado su mayor muestra de afecto. Después, un suspiro.
Otra pequeño o gran momento de mi hijo literario “Rodolfo Lampierre”
Este relato lo edité en el libro "Crónicas de Fábulas e Dezires" en el "Taller de escritura creativa Alfa"
11 comentarios:
Lindo regalo de comienzo de fin de semana, el leerte
Muy lindo.
Besos Gizz
Hermoso y triste cuento , aunque hay mas realidad reflejada y bellas palabras , hermoso volver a visitarte después de un tiempo largo y corto a la vez, te mando un fuerte abrazo argentino!
Dolorosa historia mas muy real.
Mil gracias querida escritora.
Qué triste, ideal para leerlo un domingo nublado, como hoy.
:)
Como siempre es un placer leerte...
Bello relato...
Te dejo un abrazo grande!!!
precioso ... aunque sea trsite
Tu texto es como una lágrima de cristal: hermoso, transparente, triste, delicado...
Es la primera vez que entro en este blog y me ha encantado todo, desde la idea hasta los textos.
Espero pasar a leerte mas amenudo.
Un besazo escritora;)
Hermoso relato, aunque sea triste. Un placer leerte de nuevo.
Un beso.
Hola,
No sé si lo entiendas tal cual, sin preámbulos y a quemarropa. No sé si lo entiendas, o quizas entiendas demasiado sobre el dolor que nos hace impotentes, más aun si es alguien amado.
Cuántas coincidencias más?
Relato crudo pero que arrastra, me gusta tu blog, destila sinceridad y sensibilidad por todos sus poros...enhorabuena de azpeitia
Pues yo debo de tener una super hada madrina porque con tanto pelo.
Te quiero
Blanca
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