jueves, 1 de mayo de 2008

RODOLFO LAMPIERRE



Rodolfo Lampierre nació en el retrete. Como hace más de 400 años lo hiciera Carlos I de España y V de Alemania.

Su abuela estaba en la sala de cine viendo “La dama de las Camelias”, donde disfrutaba con su idolatrado Rodolfo Valentino, cuando fue avisada por el acomodador de que su hija acababa de parir en los lavabos.

Luisa Fernanda, así se llamaba la puérpera, había corrido hacia el mingitorio por un fuerte dolor de tripas que había sufrido. Jamás pensó que a sus seis meses de embarazo iba a traer al mundo al hijo que llevaba dentro; y mucho menos, en el lugar destinado más a los finales que a los principios.

Rodolfo Lampierre, que así fue nombrado por su abuela entre orines y demás desechos, fue llevado urgentemente al hospital.

La sorpresa de su nacimiento fue muy comentada en la sociedad donde se movían su abuela Enriqueta y su frágil madre, Luisa Fernanda, ya que nadie había conocido hombre que cortejara a Luisa Fernanda “La poco agraciada”, como se la conocía en los corrillos del baile.

Enriqueta, la abuela, el día que se dio cuenta del estado avanzado en que se encontraba su hija quiso conocer el nombre del culpable, algo que nunca pudo obtener. Para acallar los rumores decidió poner a su nieto un apellido francés que había oído en una película y que, junto con el nombre de Rodolfo, le daba juego para poderse inventar el final triste y anticipado que habría sufrido su imaginado yerno.

Cuando Rodolfo ya tuvo uso de razón conoció a través de la abuela su condición de sobrino-nieto de Rodolfo Valentino, además de ser hijo del valiente teniente francés Lampierre, asesinado cruelmente por un grupo de desertores durante la Segunda Guerra Mundial. Todos estos inesperados avatares habían impedido al progenitor cumplir su palabra de caballero.

Así, entre las fantasías de grandeza de su abuela Enriqueta y el mutismo y sumisión de su madre, creció Rodolfo Lampierre. Tampoco su exceso de peso y su carácter reservado ayudaron precisamente a las relaciones con los compañeros de clase.

Ya en la adolescencia le brotó una sed inagotable por los personajes históricos. Con lo que aprendió en los libros y aplicando la operación de restar, pudo darse cuenta de la falsedad sobre su padre que siempre le había contado su abuela Enriqueta. Sin embargo, nunca le reprochó sus mentiras y la dejó vivir en sus fantasías. También imitó, sólo aparentemente, la misma sumisión de su madre.

Dedicó todo su tiempo a pasar de un curso a otro, incluso a veces dos a la vez. Se enamoró del ordenador, y con él se ganó la vida; mediante él contactó con personas del mundo entero a las que contaba, imitando a su abuela, mil historias fantásticas de sus diferentes vidas. Su trabajo lo hacía en casa por lo que no tenía la necesidad de salir fuera. Sólo lo hacía para ir al cine a ver películas antiguas. En una de ellas, un día que proyectaban “El hijo del Caid” de Rodolfo Valentino, cincuenta años después de su nacimiento, murió de un infarto, en el retrete.

Rodolfo fue mi primer hijo literario. Y por ello le tengo un cariño especial.
Tengo más historias de él en el cajón… Otro día os contaré más cosas de él…
Este relato lo edité en el libro "Crónicas de Fábulas e Dezires" en el "Taller de escritura creativa Alfa"


14 comentarios:

Alicia Abatilli dijo...

Rodolfo, hijo pródigo. Debes contarnos las otras historias guardadas en aquel cajón. Seguro son tan interesantes como ésta que nos dejas en el presente post.
Un gusto visitarte.
Alicia

Gizela dijo...

También opino lo mismo, por favor saca las historias guardadas en el cajón..TIENES MUCHOS TESOROS ESCONDIDOS
besos Gizz

Laura dijo...

¡Vaya! ¡Vaya! Nació donde murió. Si me dices, que después de 50 años, encuentra la muerte en el mismo cine que le vió nacer...sólo es producto de tu imaginación. Y debo decirte que con qué facilidad sacas de la nada un mundo y me lo haces creer. En este caso de Rodolfo Lampierre.
Me gusto mucho.

Te mandamos besos felices.

Martín dijo...

Siempre sorprendes asi...
Que bellas historias...
Te dejo un abrazo grande!!!

Arcángel Mirón dijo...

Qué buena historia!!

dulce dijo...

Escribidora,
Maravillosa tu síntesis y tu estilo que nos lleva de la mano al lado del bello Rodolfo.

Ricardo Tribin dijo...

Muy interesante esta historia de Rodolfo.

Mil gracias...

Gizela dijo...

Pasé por aquí, y es tan bueno que provoca releer.
Besos amiga Gizz

malditas musas dijo...

Excelente dibujo del personaje. Muy buena historia. Felicitaciones, amiga.

Un beso,
musa

Jon Doe dijo...

Me sumo a los intrigados. Del qué entre retrete y retrete. Parece un camino laberinto interesante.

Un beso.

Gizela dijo...

Pasé a saludar y..feliz fin de semana
Besos Gizz

Ricardo Tribin dijo...

Volvi a leer lo de Rodoldo. Impresionante!!!

Un abrazo grande..

Señor De la Vega dijo...

Por unas horas me imaginé ser Rodolfo Lampierre, sentado al ordenador y escribiendo historias para ser soñadas por los otros.
Por unos instantes, me vi gordo, melancólico, imaginando unos padres famosos y agraciados.
Por unos segundos, me transporté a un cine desgastado, visionando en blanco y negro La Marca del Zorro 1920 y arrancándome la máscara como final apoteósico y allí, mi muerte.

Qué sugestiva historia, señora escritora, la de su personaje Rodolfo, no nos prive de sus aventuras.
Suyo y todavía vivo, Z+-----

Anónimo dijo...

hola lourdes,me he acordado de ti y he leido lo de los muertos,otro dia hablamos....